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viernes, 25 de abril de 2014

Vuelta a las berenjenas raras

He vuelto a tropezar en el mercado
con esas berenjenas tan chocantes,
de las que en otro post había hablado,
que son violetas, finas y elegantes.
Queriendo hacer un plato interesante
las dividí en cilindros promediados
y luego en dos mitades y al instante
las puse en un cacharro enaceitado.
Las cociné en  el horno ya caliente
con poca sal  y aceite sazonadas.
Ralladura de queso y picadillo
de jamón remataron el invento
que gratiné en el horno un momentillo
y aquel que lo probó quedó contento.




Reconozco que la receta es muy simple, pero el resultado es sorprendentemente sabroso. El queso el gratinarse forma un corteza deliciosa y el conjunto tiene un sabor muy incitante. El único problema es que cunden poco porque se reducen bastante con la cocción. No es un plato para satisfacer a una familia hambrienta, pero sí un entrante muy agradable para dos, por ejemplo.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Calamares en su tinta

Era inquietante y siniestro
para mis ojos de niña
aquel revoltijo negro:
calamares en su tinta.
Mi madre por persuadirme
“están buenos”, me decía,
“moja un poquito de pan,
verás qué salsa tan rica”.
Pero yo cerré la boca,
y salí corriendo arisca,
aferrada a un pensamiento,
más bien a una idea fija:
“aunque mi madre me mate,
no como esa porquería”.
Pero pasaron los años
y me fui volviendo lista,
empecé a probar más cosas
y entendí que la comida
puede ser interesante
y dar muchas alegrías.
Un día volví a enfrentarme
al guiso que aborrecía
y lo probé con reparo,
pero ya más decidida:
El cielo se abrió ante mí,
¡pero si  era una delicia!
Ya no me importaba el negro
de aquella salsa exquisita
porque su aroma sabroso
de todo la redimía.
Y en los tiernos calamares
que tan buen sabor tenían
encontré un regusto dulce,
como el de las gambas finas.
En fin, para no alargarme,
conseguí una recetilla
Y ahora los hago a menudo
para toda la familia.




Ingredientes

Un kilo de calamares; conviene pedir en la pescadería que los limpien y reserven las bolsas de tinta
Medio kilo de cebolla muy picada
Un par de tomates maduros, pelados, picados y limpios de semillas, o medio bote de tomate natural triturado de medio kilo
Aceite
Sal
Una hoja de laurel

 Hay diferentes recetas y procedimientos para hacer este plato. Yo lo hago así, de una manera muy sencilla, con la que se obtiene una salsa sabrosa y bien trabada sin necesidad de ningún espesante (harina, pan frito machacado, etc.)
Partir los calamares en tiras o en aros y sacar la tinta de las bolsitas (si es la que traen los propios calamares, a veces en la pescadería la dan en unos sobrecitos de plástico), reservándola en un vaso.
Poner la cebolla muy picada en una cacerola, con un poco de aceite y rehogarla un poco, con algo de sal, pero poca porque los calamares tienden a resalarse.
Cuando la cebolla está algo pochada, añadir los calamares y la hoja de laurel y dejarlos cocer a fuego lento con la cacerola tapada todo el tiempo que necesiten hasta estar tiernos, que unas veces es más y otras menos, removiendo de vez en cuando. No se debe añadir agua ni ningún otro líquido, deben hacerse con su propio jugo y el que suelte la cebolla.  Añadir el tomate y cuando se reduzca y se vea trabado, incorporar la tinta, disuelta en un poco de agua o vino blanco, o en un poco del el mismo tomate.
Dejar que de unos hervores hasta que esté todo bien trabado, corregir de sal si es necesario y listo.  Este plato está mejor de un día para otro.

Se suele acompañar de arroz blanco, pero a mí no me parece indispensable.

martes, 21 de enero de 2014

Salsa de uvas


Los platos de cerdo y las aves combinan muy bien con las salsas dulces o agridulces. La que os sugiero es muy sencilla y resulta muy agradable. También es estupenda para acompañar un buen paté.

500 gr de uvas
Zumo de limón
Un vaso de vino blanco
Medio cubito de caldo
Un poco de salsa Perrins
Un vaso de agua

Lavar las uvas y separar los granos. Ponerlas en una sartén a fuego medio y dejar que se tuesten un poco, sin aceite ni grasa ninguna. Añadir el limón y el vino blanco y dejar que hiervan hasta que se vea que el líquido se reduce y empieza formarse algo de caramelo. Añadir el agua y dejar que se reduzca también, hasta que espese un poco. Pasar las uvas y el caldo por el chino sobre un cazo y apretar con la mano del mortero para sacar todo el jugo de las uvas, dejando fuera los hollejos y pepitas.
Poner el cazo al fuego, añadir algo más de agua y el caldo concentrado y dejarlo hervir unos minutos. A última hora añadir la salsa Perrins. No hace falta poner mucha, con un chorrito será suficiente para que la salsa tome buen color y queda sabrosa. Si no se tiene a mano salsa Perrins, se puede sustituir por salsa de soja.
La salsa debe quedar espesa y puede tomarse fría o caliente.

Estoy pensando en experimentar un poco añadiéndole picante.  Ya os contaré 

jueves, 9 de enero de 2014

Rosbif


El lomo asado a la inglesa
que rosbif se denomina
es el rey de la cocina,
sea de lujo o burguesa,
y un placer en cualquier mesa.
Debes hacerlo sin prisa,
con la receta concisa
que te ofrezco más abajo,
no lleva mucho trabajo
y es asequible y precisa.


Me han preguntado bastante a menudo por el procedimiento para conseguir un buen rosbif, porque suele salirme bien, o por lo menos eso dicen los que lo han probado.Yo sigo la receta de Simone Ortega en sus insustituibles “1080 recetas de cocina”, con algunas pequeñas precisiones.

Ingredientes

Un trozo del lomo de vacuno, del tipo que se prefiera, que pese entre un kilo y un kilo y medio. Si se necesita más cantidad, se puede poner en dos trozos, pero no conviene pasar de dos kilos.
Un poco de manteca de cerdo.
Sal.
Vino blanco y zumo de limón para la salsa.

Encender el horno al máximo, y meter la fuente que se vaya a utilizar para el asado Mientras se calienta, preparar la carne. Se puede atar con un cordel para que tenga buena forma, a continuación salar la pieza y untarla con la manteca (no mucha).
Poner la carne en la fuente ya caliente y meterla al horno sin más. No hace falta regarla con su jugo, la carne soltará su grasa y con eso es suficiente para que se quede tostada por encima, que es lo deseable. Se le puede dar la vuelta a media cocción para que se tueste igual por todos lados.
El tiempo es lo más importante. En el libro de Simone Ortega hay unas tablas de tiempo para los asados. En la edición antigua sugería 20 minutos por cada medio kilo de carne, aunque en la nueva ha reducido el tiempo a 15 minutos, tal vez porque ahora hay hornos más potentes, no sé. Yo me atengo a los 20 minutos, para mi horno, que alcanza como máximo 250º,  y me sale siempre bien. Es decir, una pieza de un kilo requerirá 40 minutos.
Pero hay que tener en cuenta que a partir del kilo el tiempo ya no se aumenta en proporción,  si tenemos kilo y medio con añadir 5 minutos será suficiente, si no queremos que el asado se pase en exceso.
Después se deja reposar el asado unos minutos con el horno abierto y se reserva hasta el momento de servir, que es preferible que no sea inmediatamente.
La salsa se hace añadiendo a la fuente donde se ha hecho la carne un poco de vino blanco y zumo de limón, se da un hervor, rascando el fondo para aprovechar los jugos de la carne. Y se pasa a un cazo para reducirla. He comprobado que no le va mal un poco de agua, ya que si no se añade líquido es fácil que quede demasiado salada. Se le puede poner lo que se prefiera, mostaza, un poco de maicena para espesar, etc. Confieso que yo la hago cada vez de una manera y unas veces me sale mejor que otras.

La carne se presenta cortada en filetes más bien finos y con la guarnición que se prefiera.