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martes, 28 de mayo de 2013

Para los muy golosos





Objetivo: tarta perfecta, Alma Obregón
  
Siempre me ha parecido que hacer tartas es algo muy laborioso y complicado, sobre todo las de bizcocho con decoraciones de mantequilla rizada y cosas por el estilo. Solo me atrevo con las más básicas y caseras, cuyas recetas ya he colgado en este blog. Sin embargo, con este recetario de Alma Obregón, que acaba de publicar El País-Aguilar, todo parece muy sencillo, la confección de las bases de bizcocho, la preparación de cremas y coberturas y por supuesto, el toque elegante del montaje final.
Las explicaciones son claras y las fotos sugerentes, de manera que dan ganas de animarse con alguno de estos postres, aunque solo sea por una vez.

Para los que no tengan problemas con el peso ni prejuicios contra el uso de cantidades industriales de mantequilla este simpático manual será una buena fuente de inspiración.
Para más detalles os dejo este enlace
http://www.elpaisaguilar.es/index.php?s=libro&id=753

lunes, 13 de mayo de 2013

Confit de pato con guarnición


Si queréis preparar un menú pinturero y gustoso, con aire de fiesta, os sugiero que probéis con el confit de pato. Además de ser delicado y suculento, se puede sacar a la mesa en media hora y con una buena presentación.
Como último detalle está su precio: sin ser especialmente barato, resulta bastante conveniente, ya que rinde y no tiene apenas desperdicio.
Las guarniciones pueden ser infinitas. Las que os pongo son solo sugerencias

Ingredientes
Una pieza de confit de pato por comensal. Al estar ya cocinados, suelen traer instrucciones, que consisten básicamente en sacar los confits de la grasa en la que están conservados, ponerlos en una fuente con la piel hacia abajo y meterlos 10 o 15 minutos al horno previamente calentado a unos 200 grados; pasado este tiempo, darles la vuelta y tostar la piel un momento con el grill. Sacarlos a la mesa enseguida con la guarnición que se prefiera.

Guarniciones y salsas
Setas o champiñones: ajo, perejil, setas.
Patatas fritas o panaderas.
Arroz blanco
Puré de manzana: manzanas reinetas, mantequilla, una pizca de sal, jerez o vino blanco seco.
Cebolla caramelizada: dos kilos de cebollas, un par de cucharadas de aceite, agua, una cucharada de azúcar, una cucharada de vinagre.
Salsa al vino de Marsala: hacer un roux con una cucharada de harina y una cucharada de mantequilla, diluirlo con un poco de caldo y cuando espese, añadir un vasito de vino de Marsala, se deja hervir un poco para que se evapore el alcohol y se reduzca, mientras se trabaja con unas varillas para que se mezcle bien y no queden grumos.
No pongo con más detalle las recetas de las salsas porque son fáciles de encontrar y porque se pueden sustituir por otras, incluso compradas.

La famosa ensalada César


Buscando por Internet me he enterado de que el inventor  de la ensalada César fue un chef  llamado César Cardini, radicado en México, que tenía un restaurante en Tijuana.
Parece ser que ganó no sé qué concurso gastronómico y su ensalada se hizo famosa, pasó a California y de ahí al mundo entero.
La verdad es que yo la tomé por primera vez en México, donde la probé en varios sitios porque me gustó mucho, por la ensalada en sí y porque la preparaban con cierta liturgia ante el comensal, siempre de la misma manera. Tomé nota del invento y hasta me compré en un mercadillo una ensaladera de madera maciza parecida a las que usaban para hacer el aliño, mezclarlo con la lechuga y servirla.

Ingredientes (2-4 personas, según lo que coman y el tamaño de la lechuga, claro)

Una lechuga romana; sale muy bien también con cogollos de Tudela o con lechuga hoja de roble, pero no usar lechuga iceberg, por favor
Unas rabanadas de pan del día anterior
Tres o cuatro anchoas
Un huevo
El zumo de medio limón
Un ajo
Aceite de oliva virgen extra
Unas gotas de salsa Worcester
Un poquito de mostaza
Costrones de pan frito
Queso parmesano


Partir unas rebanadas de pan en daditos y freírlos en aceite. En cuanto estén dorados, sacarlos en un plato sobre papel de cocina para que se escurran y se enfríen.
Lavar y escurrir bien la lechuga, partirla o dejar las hojas enteras, según se prefiera y reservarla.
En la misma ensaladera en que se vaya a servir, machacar con la mano del mortero las anchoas. Agregar el ajo pasado por una prensa y la yema del huevo; mezclar con la misma mano del mortero (o con lo que se quiera) e ir incorporando el aceite en chorrito fino. Enseguida empezará a trabarse como una mayonesa; sin dejar de remover, agregar el limón, la salsa Worcester y la mostaza y seguir con el aceite hasta obtener una cantidad suficiente de aliño. Con la sal de las anchoas será suficiente, no hay que poner más.
Añadir la lechuga y removerla bien para que se impregne del aliño. Poner por encima los costrones de pan y el parmesano recién rallado o en lascas finas, si se prefiere.
Tomarla inmediatamente para que la lechuga no se mustie.