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lunes, 16 de septiembre de 2013

Berenjenas raras

El otro día vi en un puesto del mercado de Ventas, concretamente en Frutas Pedrín, unas hortalizas que me sorprendieron. Son estas:


Se trata de un tipo de berenjenas muy largas y finas, color violeta, exactamente como las de la foto. El frutero me dijo que eran ricas y muy apropiadas como guarnición, así que compré dos para probarlas.
Tal como me dijo, las partí en trozos, como si se tratara de chistorra (es un decir), partí los trozos por la mitad e hice una especie de bocadillos, metiendo dentro unos trocitos de queso que me habían sobrado de la receta anterior. Junté las mitades con un palillo y las freí después de sumergirlas en una masa tipo tempura, hecha con harina, una pizca de sal y cerveza muy fría.
No tengo la foto del plato terminado, la pondré la próxima vez, pero el resultado es sorprendente por lo tiernas y sabrosas que son.
Buscando una foto me he enterado de que son berenjenas chinas, ¡qué cosas! Pero es la variedad, creo que se cultivan en Almería y también en Extremadura.
Merece la pena probarlas, a pesar de su aspecto extraterrestre.

Pollo frito con sésamo

Una receta sencilla y vistosa, para hacer algo más apetitosos los socorridos filetes de pechuga de pollo.

Ingredientes

Una pechuga de pollo en filetes
Un huevo
Zumo de limón
Un ajo
Unas lonchas finas del queso que se prefiera
Pan rallado
Sésamo
Aceite para freír
Sal y pimienta

Batir el huevo, añadirle el ajo entero después de darle un golpe y un poco de zumo de limón.
Salpimentar los filetes de pollo y dejarlos un rato en el huevo.
Montar unos libritos poniendo una loncha de queso entre dos filetes. Partirlos en dos o tres trozos, para manejarlos mejor, y sujetarlos con un palillo.
Mezclar el pan rallado con el sésamo y rebozar con esta mezcla los libritos. Antes es mejor volver a pasarlos por el huevo para que queden bien impregnados y se pegue mejor el pan rallado.
Freirlos en aceite abundante, procurando mantener una temperatura media, para que no se arrebaten. Es mejor freírlos en una sartén pequeña para no desperdiciar demasiado aceite, ya que las semillas de sésamo se desprenden y se ensucia bastante.
Cuando estén bien dorados y crujientes se sacan y se escurre el exceso de aceite sobre un papel de cocina.