Un buen caldo sustancioso,
ha de cocerse sin prisa
y ser limpio y enjundioso.
No gusta si queda soso,
y salado está fatal,
pero no te saldrá mal
este nutritivo invento
del modo que yo te cuento,
sencillo y tradicional
Ingredientes
250 gr de carne de vaca, mejor de morcillo o falda
Un cuarto de pollo o gallina o una carcasa
Una rodaja de codillo de jamón
Un hueso de vaca, de rodilla
Un hueso de vaca, de rodilla
Un puerro
Una zanahoria
Una ramita de apio
Sal
Poner todos los ingredientes en un puchero grande o en la
olla a presión.
Cubrirlos con agua abundante, poner sal, no demasiada, y
dejarlo cocer al menos hora y media. En la olla a presión bastará con la mitad.
Colar el caldo, pasándolo a otro recipiente y dejarlo
enfriar. Lo ideal es que repose una noche en la nevera. La grasa se
solidificará en la superficie y así se puede retirar con facilidad, quedando
listo para usar. Es muy conveniente congelarlo en raciones.
Si no hay tiempo para decantar el caldo, una vez frío, se
puede ir sacando la grasa que sube a la superficie con una cuchara y un poco de
paciencia.
Otro sistema es batir una clara de huevo a punto de nieve,
mezclarla con el caldo caliente y pasarlo después por un colador muy fino o por
un filtro de café. La grasa se queda pegada a la clara, que al entrar en
contacto con el líquido caliente se solidifica formando grumos. De esta manera
el caldo se enturbia, pero queda bien, incluso, para una sopa puede resultar
más interesante que si está transparente, pero es para usarlo en el momento, no
para guardarlo.