Os doy mi versión de esta receta tan tradicional. Ayer comí este plato en un restaurante supuestamente portugués y me llevé una
decepción. Lo que nos dieron era una chapuza perpetrada con patatas paja de
bolsa, mucho huevo, poco bacalao y nada de sabor.
Pero dejémonos de críticas y vayamos a lo positivo.
Esta receta rápida y sencilla da como resultado un plato económico y familiar que constituye por sí solo una comida completa, por tanto puede servirse como plato único.
Pero dejémonos de críticas y vayamos a lo positivo.
Esta receta rápida y sencilla da como resultado un plato económico y familiar que constituye por sí solo una comida completa, por tanto puede servirse como plato único.
Para 4-6 personas
500 gr de bacalao
Un kilo de patatas
Tres o cuatro huevos
Una cebolla grande o dos pequeñas
Ajo, perejil
Aceite para freír
Desalar el bacalao como de costumbre. Se puede usar el que viene en
tiras o bien tajadas. Una vez desalado, limpiarlo de pieles y espinas y
partirlo en trocitos o dados, no demasiado pequeños, 2 x 2 cm o un poco más..
Partir la cebolla fina, mejor en juliana, y sofreírla con un poco de
aceite hasta que esté blanda y un poco dorada.
Mientras se fríe la cebolla, pelar las patatas y cortarlas muy finas,
tipo paja o en rodajas, con una mandolina o artilugio similar y ponerlas un momento en agua fría para que pierdan el
almidón. Secarlas sobre un paño, salarlas ligeramente y freírlas en una sartén
amplia, con aceite abundante, procurando que se queden separadas y crujientes.
Si es necesario, se pueden hacer en dos tandas y dejarlas reservadas al calor.
Se pueden ir haciendo las dos cosas a la vez, y así se acorta a la mitad el tiempo de preparación.
Cuando la cebolla esté ya lista, añadir a la sartén ajo y perejil machacados en el mortero y el
bacalao. Dejarlo hacer todo junto unos minutos, y unirlo a las patatas. Normalmente
no hace falta añadir sal.
Cascar los huevos sobre la mezcla, remover con cuidado y servir en
cuanto empiecen a cuajarse. No interesa que se hagan demasiado para que el
plato quede jugoso. Si se prefiere, pueden batirse ligeramente antes, pero a mí me gusta más que queden rotos.
Se puede espolvorear con un poco de perejil picado, pero lo que
verdaderamente pide este manjar es ir
escoltado por pan y vino, mejor tinto.
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