Adiós, Cuaresma
Triste Cuaresma, a tu pesar me río,
aunque impongas ayuno y abstinencia,
pues tu mandato grave, adusto y frío
logró burlar la culinaria ciencia.
En busca de un manjar sencillo y pío,
que sirviera además de penitencia,
alguien guisó este plato de tronío,
libre de picorcillos de conciencia.
Solo con tres modestos elementos:
garbanzos, bacalao y una verdura,
tenemos el principio del invento,
el resto es un milagro, alquimia pura,
que conjuga sabores y al momento
al paladar un gran placer procura.
Ingredientes
200 gr de bacalao seco
una cebolla
una o dos patatas
una hoja de laurel
medio kilo de espinacas
una o dos cebolletas
una cucharadita de pimentón
harina
ajo
perejil
pan rallado
sal
Un huevo, aceite para freír
La víspera se ponen los garbanzos en remojo en agua templada
junto con el bacalao. Cuando se vaya a cocinar el potaje, se lavan los
garbanzos y se ponen una olla con agua que ya esté caliente, junto con la
cebolla y la hoja de laurel. Se dejan cocer hasta que estén tiernos, entonces
se incorporan el bacalao y la patata y se deja cocer un poco más.
Mientras se hacen los garbanzos, se limpian las espinacas y se
cuecen como de costumbre, poniéndolas directamente en una cacerola, sin
escurrirlas mucho, con un poco de sal y sin agua. Se pone la cacerola al fuego,
tapada, y en un momento se harán en su propio jugo.
Se pica la cebolleta y se refríe con un poco de aceite, se
añaden las espinacas bien escurridas y se rehogan, machacándolas con la
espumadera para que se queden muy picadas, se espolvorean con una cucharadita de pimentón y
un poco de harina, se rehogan un poco más y se echan las espinacas al potaje para que hierva todo junto un rato. Probar el caldo por si necesitara sal, auque lo
más probable es que no, porque con la del bacalao será suficiente.
Sacar del caldo el bacalao, limpiarlo de pieles y espinas y
volver a echarlo a la olla un poco desmigado, reservando una parte para hacer los
rellenos. Machacar en el mortero ajo y perejil y unirlo al bacalao reservado,
junto con unas cucharadas de los garbanzos del potaje, un poco de la patata, un
poco de caldo, pan rallado y un huevo batido; aplastar los garbanzos con un tenedor y mezclarlo todo bien hasta obtener una masa..
Con unas cucharas formar los rellenos, que deben tener la
forma y el tamaño de croquetas, más o menos, freírlos en aceite y añadirlos al
potaje justo antes de servirlo, para que no se ablanden demasiado.
Si se quiere se puede adornar el potaje con huevo duro
partido en rodajas o en cuartos.