Os propongo una manera de preparar el pollo tan sencilla
como vistosa. Procede de un libro de cocina francesa, publicado hace más de
veinte años por Editorial Anaya. La receta original utiliza queso comté, un
queso francés de vaca similar al gruyère. No es difícil de encontrar,
pero yo lo sustituyo por un buen queso manchego semi curado que da un resultado muy
sabroso y españoliza el plato.
Ingredientes
Un pollo partido en 12 trozos o 12 contramuslos
Una cucharada de aceite de oliva
Un vaso de vino blanco seco
Una cucharada generosa (o más) de mostaza de Dijon
100 gr (o más) de queso manchego semi curado recién rallado
Sal, pimienta
Salpimentar el pollo y dorarlo en una sartén amplia con una
cucharada de aceite, a fuego vivo. Una vez que esté dorado, pasar los trozos a
una fuente de horno de tamaño adecuado para que quepan todos en una sola capa
pero no sobre demasiado espacio.
Mientras se refríe el pollo, encender el horno y calentarlo
a 250º, más o menos, diluir la mostaza en el vino y rallar el queso.
Tirar la mayor parte de la grasa que haya quedado en la sartén
y echar en ella el vino mezclado con la mostaza. Dejar que
de un breve hervor, rebañando el fondo para rescatar la sustancia del pollo. Echar
este líquido sobre el pollo y meter la fuente al horno.
Dejar que se ase el pollo 15 minutos, dar la vuelta a las
tajadas, para que se tueste bien por todas partes y dejarlo otros 15 minutos. Espolvorear
el queso, de manera que quede bien cubierto y volver a meterlo a horno otros 15
minutos para que termine de hacerse y se gratine por encima. En 45 minutos el
plato estará listo para sacarlo a la mesa.
Queda con muy buen aspecto y suele tener un éxito
extraordinario.
Como acompañamiento os sugiero unas patatas fritas o un poco
de ensalada.
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