Buscando por Internet me he enterado de que el inventor de la ensalada César fue un chef llamado César Cardini, radicado en México,
que tenía un restaurante en Tijuana.
Parece ser que ganó no sé qué concurso gastronómico y su
ensalada se hizo famosa, pasó a California y de ahí al mundo entero.
La verdad es que yo la tomé por primera vez en México, donde
la probé en varios sitios porque me gustó mucho, por la ensalada en sí y porque
la preparaban con cierta liturgia ante el comensal, siempre de la misma manera.
Tomé nota del invento y hasta me compré en un mercadillo una ensaladera de
madera maciza parecida a las que usaban para hacer el aliño, mezclarlo con la
lechuga y servirla.
Ingredientes (2-4 personas, según lo que coman y el tamaño
de la lechuga, claro)
Una lechuga romana; sale muy bien también con cogollos de
Tudela o con lechuga hoja de roble, pero no usar lechuga iceberg, por favor
Unas rabanadas de pan del día anterior
Tres o cuatro anchoas
Tres o cuatro anchoas
Un huevo
El zumo de medio limón
Un ajo
Aceite de oliva virgen extra
Unas gotas de salsa Worcester
Un poquito de mostaza
Costrones de pan frito
Queso parmesano
Partir unas rebanadas de pan en daditos y freírlos en
aceite. En cuanto estén dorados, sacarlos en un plato sobre papel de cocina
para que se escurran y se enfríen.
Lavar y escurrir bien la lechuga, partirla o dejar las hojas
enteras, según se prefiera y reservarla.
En la misma ensaladera en que se vaya a servir, machacar con
la mano del mortero las anchoas. Agregar el ajo pasado por una prensa y la yema
del huevo; mezclar con la misma mano del mortero (o con lo que se quiera) e ir
incorporando el aceite en chorrito fino. Enseguida empezará a trabarse como una
mayonesa; sin dejar de remover, agregar el limón, la salsa Worcester y la
mostaza y seguir con el aceite hasta obtener una cantidad suficiente de aliño.
Con la sal de las anchoas será suficiente, no hay que poner más.
Añadir la lechuga y removerla bien para que se impregne del
aliño. Poner por encima los costrones de pan y el parmesano recién rallado o en
lascas finas, si se prefiere.
Tomarla inmediatamente para que la lechuga no se mustie.
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